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miércoles, 27 de abril de 2011

Entre el histrionismo y el buen gusto

Gossip Girl, o bien, la chica chismosa de la moda, nos retrata un mundo de marcas, lujo y apariencias que a veces no se aleja tanto de la realidad. Los nervios, la competitividad y la obsesión por lo perfecto vienen desde el Upper East Side hasta el barrio de Malasaña.


Un drama de moda

Gossip Girl, la serie de televisión creada por Josh Swartch y Stephanie Savage, e inspirada por el bestseller de Cecily von Ziegesar sobre la vida de los adolescentes de las clases más altas del Upper East Side de Nueva York, lleva triunfando en la pequeña pantalla desde 2007: creando fans y haters hasta la muerte, provocando cortocircuitos en esta, nuestra juventud de espectadores influenciables, pues, pasados de moda los vampiros, lo que “mola” de Serena y Blair, protagonistas de la serie, son sus aires vengativos, sus armarios repletos de lo ultimísimo, sus codeos con famosos y estrellas de la moda. Su delgadez. Sus menús deliciosos. Sus casas enormes. Sus interminables tardes de compras por los barrios más “cool” de Nueva York. Sus cenas a base sushi y cocktails de precio incalculable. Sí. Así de incalculable es también su influencia sobre las jóvenes de hoy en día: todas envidiosas, todas intentando imitar lo inimitable de esas vidas ideales.

Cartel de la primera temporada de Gossip Girl

A pesar de la ficción los estilistas y guionistas de Gossip Girl han sabido adaptarse al frenético mundo de la moda. Podríamos decir incluso que han sabido adaptarse al “futuro” pues algunos de los vestidos de los protagonistas o incluso algunas de las canciones que conforman la banda sonora de cada capítulo, los artistas invitados, etc, presentan novedades de temporada de ciertas marcas, nuevos singles y complementos que más adelante se pondrán a la moda no sólo en Estados Unidos, también en todo el mundo. Toda una muestra no sólo de sentimentalidad moderna americana, pues, la trama no deja de ser un típico drama de culebrón adolescente muy parecido a The O.C o Pequeñas Mentirosas; Gossip Girl es uno de los ejemplos que nos muestran, a veces, podríamos pensar que exagerándolo, lo que es el mundo de la moda: histriónico, cruel, chismoso, rencoroso, e hipócrita. Un mundo casi ficticio pero más real de lo que nos podríamos imaginar si echamos un vistazo a lo que es también el mundo de la moda en España y concretamente en Madrid.


Nadia Leal, asistente de moda y seguidora de Gossip Girl

En los talleres de costura de Madrid, almacenes y tiendas se puede ver día a día a la joven Nadia Leal, corriendo de un lado para otro, comprando telas, haciendo llamadas, llevándole todo el material a su jefa, la también joven y famosa María Escoté, una de las diseñadoras más talentosas de nuestro país, con más proyección de futuro y un estilo inconfundible y original. Para Nadia Leal las altas esferas de la moda en España se parecen, pero no demasiado a aquellas que retrata la serie de Gossip Girl, de la cual es seguidora: “no representan la justa realidad, al menos no la realidad que he conocido y de la que he oído hablar. Aunque es cierto que en la sede de Alexander McQueen de Londres hay un equipo de doce personas que gana un dineral increíble, supongo que serán los que tienen un cargo trascendental en la empresa, pero después, tienen haciendo el trabajo duro a sesenta becarios, sin cobrar; imagínate qué clase realidad es la que vive el mundo de la moda en el que todo lo que proyectan es que los que estamos ahí tenemos dinero, cualquiera puede hacer una colección de la nada, te saltas las normas, mandas a tu jefa a la mierda y todo sigue siendo fácil”. A pesar de todo, la moda sigue siendo sinónimo de riqueza. Uno no puede vestirse de cualquier marca y tampoco debe “no tener” un estilo definido. “La moda es sinónimo de riqueza en el sentido en el que la verdadera moda, el verdadero arte de la alta costura, supone tener dinero; no puedes tener la pieza más preciosa y única del mundo por veinte euros, es imposible, la originalidad, el ser único es lo que vale y por eso es por lo que pagas, por tener algo que no tiene nadie más”. Nadia Leal también piensa que, sin embargo, se puede ir a la moda sin tener mucho dinero, no hay que negarse a entrar en establecimientos tipo Zara o H&M, por ejemplo. Al final, en nuestro día a día todos vestimos de ahí, incluso sin Serena y Blair, en Gossip Girl, nos condenaran por ello.

Nadia Leal. Foto de Luna Miguel

Gossip Girl, pues, ayuda a crear una imagen un tanto errónea de la moda pero al mismo tiempo ironiza con ello. Un ejemplo de esto es la obsesión por el “cotilleo” que según Nadia Leal no es para nada como se retrata en la serie pero sí es cierto que las envidias y los chismes colman las fiestas y los desfiles. “Creo que los cotilleos no son la base de ningún mundo. Sí es verdad que al ser un trabajo tan expuesto al público la gente puede hablar más, tergiversar tonterías y demás, pero supongo que como cualquier otro mundo que esté proyectado hacia los demás”.


Los personajes femeninos, grandes caracteres

Esta claro que a todas las chicas les gustaría ser una Serena, guapa, rubia y con mucha pasta. La que a todos los conquista. La que se acuesta con hombres apuestos y se mete en líos con cara de no haber roto jamás un plato. Pero también está Blair, la dulce y lista mujer de su tiempo, enamorada siempre del hombre correcto, buscando siembre al único amor verdadero. A pesar de ser estos los personajes más representativos para Nadia Leal el de Jenny Humprey es el más cercano. “Aunque mi Gossip Girl favorita es Blair Waldorf, por desgracia soy la Jenny Humphrey de mi grupo de amigos, no tan escúalida ni tan mala pero por lo demás, calcada. Soy la asistente de una diseñadora de moda que viene de una familia normal”. Nadia piensa tanto María Escoté como ella podrían aparecer en la serie en cualquier momento. Se ríe al pensar que podría compartir amores y cotilleos con todos esos chicos y chicas de ficción. ¿A quién no le gustaría pasar allí? “Además”, dice Nadia, “la ropa de María es muy ecléctica, tiene cosas muy muy sencillas como cosas muy potentes, habría una pieza concreta para cada personaje de la serie”. No sería difícil imaginar a las chicas más ricas de Nueva York con alguna de las prendas del último desfile de María. ¿Dónde has conseguido esa prenda? Susurrarían entre ellas. ¿No te da envidia ese vestido? Escribirían en sus diarios. ¿Quiénes son Nadia Leal y María Escoté? Envidiarían. X.O.X.O Gossip Girl. Y fin del capítulo.


Último desfile en Cibeles de María Escoté

viernes, 8 de abril de 2011

¿La televisión, qué es eso?

Ya se sabe: desde hace tiempo la televisión, en su vertiente más cultural, la ven cuatro gatos, y esto se debe a que los contenidos de este medio se ven cada vez más en la red hasta el punto en que están empezando a surgir  cadenas de televisión que emiten sólo en Internet. Entonces, ¿llegará el día en que las series de ficción que la gente consume, sean series hechas y concebidas para ser vistas única y exclusivamente en la red? Eso aún no puede saberse, sin embargo está claro que quienes ven la tele lo seguirán haciendo, aunque si en un momento dado les dan a elegir qué quieren ver y cuándo, apagarán la caja tonta y se marcharán a Internet. Los dos son compatibles. Los dos mutarán. Pero sólo uno de ellos se alzará como ganador. Y de la tele, como del libro o el disco, nadie se acordará. 

Probablemente en un futuro las series ya no se concebirán para captar toda la audiencia posible. Se harán series especializadas para públicos concretos, es decir, se acabará el hacer series para grandes audiencias, se buscará publicos pequeños pero fieles. Hoy en día con la variedad de productos, no se puede esperar captar todo la audiencia que se conseguía antes, por eso la solución es hacer un producto único que este diseñado para un público concreto. 
No habrá censura por parte de cadenas de televisión o productoras a ningún guión,  se acabo eso de “este guión no es lo que buscamos”, pues ahora quien quiera puede ser su propio productor. De ésta forma se permite ver series que eluden los clichés comerciales y buscan otras cosas como la denuncia social, por ejemplo. Fuera de la televisión la serie es más libre, y fuera de una productora lo es mucho más, y, sobre todo, el espectador también es libre y podrá elegir lo que quiere y lo que no, e incluso votar, comentar o recomendar a los demás.

Como ocurre en todos los mundos, las empresas existen y también en Internet se darán series de grandes presupuestos, sin embargo, estas series serán tan competitivas como lo son en la televisión. Las productoras  repiten mucho las historias por eso de la audiencia. Por ejemplo ¿cuántas series de médicos hay? Urgencias, Antomía de Grey, House, Sin cita previa, Trauma, Scrubs, etc. No solo hay muchas series que tratan sobre médicos, enfermeras o cirujanos, también hay muchas que tratan sobre investigación criminal, sobre la vida en un instituto, sobre abogados, etc. Por eso vendría bien el cambio que podrían traer jóvenes guionistas, que aportaran nuevas ideas a una empresa que se dedica a explotar el esquema que da dinero, evitando innovar por miedo al fracaso.

Muchas empresas y compañías ya han empezado a  creer que el negocio está en la red. Por ejemplo, la cadena Antena 3 está volcándose en su página Web. Uno puede tener encuentros digitales con los actores de las series. Puede opinar sobre los productos de la cadena, puede saber más sobre la ropa que llevan los personajes. En las series, cada vez más, uno puede opinar e interactuar. ¿Es eso el futuro?

Puede que aún no estemos en el futuro y que no existan productoras que hagan contenido de series solamente para la red, pero ya existen canales de televisión online como E4. Esta Web que pertenece a Channel 4 se ha encargado de emitir series como Miftis.  Una serie que fue toda una relevación en 2009. Quién nos puede decir si dentro de unos años se acaba la televisión y con ella todo el contenido de la misma. Todo cambia a una velocidad vertiginosa y de un modo frenético, decíamos. Y si de la tele nadie se acuerda. que pasará si en un fututo no muy lejano la televisión termina como ha terminado olvidadas otras muchas máquinas, relegadas al rincon, al olvido. No será ni la primera ni la última máquina que es sustituida por otra. Entonces, podría suceder, que un día un niño pregunte: ¿la televisión? ¿y eso qué es?